miércoles, 18 de septiembre de 2019

LAS LOCURAS DE FOX






LAS LOCURAS DE FOX


Luz María Sánchez Rovirosa



“Que solito y poca cosa se veía López en el balcón de palacio. Lo que hace la soberbia y el poder, un palacio para él solito. Triste figura, nadie que lo acompañe” (sic).



El Partido Acción Nacional (PAN) nace en 1939, con una ideología humanista de centro-derecha, planteada a partir de la definición de cuatro principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia Católica: Dignidad de la persona; Bien Común; Solidaridad y Subsidiariedad. Y como lema: “Por una patria ordenada y generosa y una vida mejor y más digna para todos”.

Todos o casi todos conocemos muy bien el significado de estos conceptos, que durante muchos años cobijaron fielmente al partido blanquiazul; hasta que supuestamente se abrió la puerta a la “democracia”, aquel inolvidable julio del año 2000, cuando por mayoría de las voluntades de los mexicanos Vicente Fox Quesada (candidato panista), fue elegido el primer presidente de México (aparentemente) no salido de las filas del PRI.

De aquella memorable elección, nos quedaron (quizá no a todos) recuerdos muy ingratos de un partido que olvidó sus principios y su lema, y que no supo afianzar su natural poder con el pueblo de México. Aun así, el siguiente sexenio continuó siendo panista en la figura de Felipe Calderón Hinojosa, en una controvertida elección, que no dejó buenas evocaciones, pero sí muy mal sabor de boca a muchos mexicanos.

Vicente Fox antes de llegar a los pinos, no había pasado de ser una persona que había crecido y había sido educado en un medio con más prejuicios sociales y religiosos. Con estudios en reconocidas universidades jesuitas, y de allí sacó sus conocimientos en los aspectos técnicos para emprender su actividad empresarial; y en este campo, llegó a ser presidente de Coca Cola México, donde se distinguió como un destacado ejecutivo e identificado con la mentalidad capitalista y ultraconservadora de los republicanos de Estados Unidos de América.

Fox participó en el “Grupo San Ángel”, una especie de amasiato de “intelectuales”, que supuestamente estaban preocupados por la vida política y social de México, pero por lo que nos cuenta la historia y la realidad, al final demostraron que su verdadera y única preocupación era el futuro político de cada uno de los que lo conformaban.

Aun cuando se suponía que Vicente Fox había tenido la oportunidad de ubicar la realidad de nuestro país y tener la conciencia clara de sus necesidades durante sus dos gestiones como gobernador de Guanajuato para ser el anhelado presidente del cambio; al llegar a la presidencia tras una fuerte campaña publicitaria y después del júbilo de inicio, se comprobó que era una persona manejable y un ignorante de la realidad mexicana que pretendía cambiar; finalmente supimos y sentimos que Fox nunca tuvo idea de cómo y para qué llegó a Los Pinos.

La política exterior de Fox fue un desastre que no solo dividió a los países latinoamericanos y puso en evidencia al país; ya que Fox viajó 52 veces al extranjero con resultados la mayoría de las veces desastrosos, ya que sin solucionar, ni siquiera mediar los problemas internos de México; pretendió arreglar los problemas del mundo; al grado que en 2006 (noviembre) el Congreso le puso un alto al negarle el permiso para viajar a Australia, recordándole que tenía problemas graves que atender en nuestro país.

No tengo espacio para escribir las “locuras de Fox” y su familia, de las cuales miles y miles durante su gobierno fueron reprobables. De esta manera y con una supuesta alianza temprana con Salinas de Gortari, la cuestión política, económica y social para México se complicó de manera dramática.

La pregunta es: ¿Por qué critica tanto el gobierno de López Obrador, cuando este hombre tan amargado y desorbitado dejó un país frustrado y lastimado; después de haberle ofrecido tantas expectativas de cambio? ¡Vale la pena reflexionarlo!

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