¿MÉXICO LIBRE E INMACULADO?
Luz María Sánchez Rovirosa
“La
identidad de un hombre consiste en la coherencia entre lo que es y lo que
piensa”. Charles Sanders.
Vamos
a reflexionar brevemente sobre el nuevo partido que están tratando de fundar el
ex presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y su esposa Margarita
(Inmaculada) Zavala de Calderón, con la pretensión de llamarlo “México Libre” y
hacer de éste un verdadero partido de oposición para Andrés Manuel López
Obrador. (Que no un verdadero partido por el bien común de México).
Haciendo
uso de todo su derecho “por derecho propio”, Felipe y Margarita se han dado a
la tarea de “cumplir” con “todos” los requisitos que esta asociación política
requiere. Sin tantos simpatizantes como detractores; ya no sé dónde me perdí,
porque pese a que estos “personajes de la “farándula política”, en su historial
no lejano, tienen señales peligrosas y adversas, parece que (con su ayudadita),
lo van a lograr.
Ejemplo
de ello en lo más inmediato son, las graves irregularidades en las que cayó
Margarita Zavala en su irrisoria campaña presidencial, al “recolectar” firmas
falsas (apócrifas), para poder contender como candidata independiente.
Y
bueno aquí es exactamente a donde quería aterrizar. Felipe Calderón fue Presidente
Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; cobijado por el Partido Acción
Nacional del año 2006 al año 2012; cuando asumió un poder que con justicia, no
le correspondía.
A
pesar de esto, Calderón se convirtió en el mandatario y en aquel entonces se
topó con un país bajo los efectos tormentosos de un “títere” presidencial
diabólico llamado Vicente Fox. Encontró a México muy complicado y muy
contaminado por el crimen organizado; entonces Calderón en sus sueños guajiros
se materializó como un héroe nacional, una especie de mesías, salvador de la
humanidad mexicana ¿Dónde he escuchado esto recientemente?
Manos
a la obra y sin reflexionar y menos asimilar las graves consecuencias de sus
equivocadas decisiones, y sin tomar en cuenta las no pocas advertencias de no
sacar al Ejército a las calles para llevar a cabo una dislocada estrategia de
un combate frontal contra el crimen organizado.
Se
inició entonces la batalla (sin fin), desatando una lucha muy violenta tanto
entre las distintas “bandas” (para el control total de las plazas); como contra
el Ejército, lo cual dejó un cruel saldo de personas (muchas de ellas
inocentes) muertas y desaparecidas.
Ante
un diagnóstico erróneo y ante la falta de objetivos claros, se sumó la ausencia
de una estrategia seria; ya que nunca existió un plan completo. Felipe Calderón
en su desorden emocional, ni siquiera evaluó si las Fuerzas Armadas estaban
preparadas para enfrentar una guerra de ese tipo.
Si
tuviéramos que resumir ese tramo de nuestra vida inmersos en la “doctrina” del
período presidencial de Felipe Calderón, los que lo vivimos de cerca y de lejos
y dejando de lado la emoción adictiva o adversa por semejante personaje;
podríamos decir sin equivocación alguna, que Calderón Hinojosa actuó contra el
narcotráfico englobado en “crimen organizado”, como un valentón echándoles
montón y arrancándoles la cabeza como a La Medusa, para que solo le salieran
cada vez más.
Las
consecuencias de un mal gobierno en seguridad saltaron y saltan a la vista, ya
que Calderón hasta el día de hoy, es un expresidente que carga una pesada losa
con muchos, muchos muertos en su espalda (y si tiene), en su conciencia.
¿Por
qué hacer en estos momentos este recordatorio? Pasaron seis años entre el
gobierno de Felipe y Calderón y el de hoy de López Obrador. Seis años que
nuevamente el PRI se apoderó del gobierno, que nuevo o no, le asestó a México
golpe tras golpe, dejándolo herido de muerte.
La
pregunta es: ¿Por qué Felipe Calderón durante ese lapso no brincó y actuó de la
manera tan drástica como lo está haciendo ahora? ¿Estaría recibiendo amén de su
pensión un jugoso moche tricolor por mantener la boca cerrada? Lamentable,
porque de consolidar su partido político “México Libre” ¿Qué podemos esperar,
si su meta principal es torcerle el pescuezo a López Obrador, y no ser
libertadores de un México que ellos mismos enjaularon? ¡Vale la pena
reflexionarlo!
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