miércoles, 27 de noviembre de 2019

RECLAMO JUSTIFICADO&ACTOSVANDÁLICOS





RECLAMO JUSTIFICADO&ACTOS VANDÁLICOS

Luz María Sánchez Rovirosa

“De ese modo no es cordura querer curar la pasión, cuando los remedios son, muerte, mudanza y locura”. Fragmento del Ovillejo de Miguel de Cervantes Saavedra.


No me voy a detener mucho en relatar lo que ya todo mundo sabe, aun cuando (como de costumbre) las opiniones estén encontradas, es decir, divididas.

Es reconocido y sobre todo predecible, que lo que sucedería en la marcha en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, al fin sucedió. La marcha que se suponía sería pacífica para manifestar el rechazo justificado a la violencia de género; lamentablemente estuvo acompañada de actos vandálicos de gran magnitud, que dejaron serios daños a los monumentos históricos.

Los reclamos verdaderos y las manifestaciones violentas que se miraron provocadas, fustigadas, estimuladas, etcétera; se fundieron en una desagradable mezcla de autenticidad, con una irrealidad sustentada, mantenida, manipulada y retribuida.

Insistentemente se le ha criticado a la “Cuarta Transformación”, la falta de orden y fuerza para reprimir este tipo de manifestaciones que se salen de control; pero sería bueno reflexionar que, bajo el criterio de la seguridad del Estado y tal vez “confundidos”; anteriormente se han criminalizado y minimizado las legítimas marchas y protestas ciudadanas, es decir, “la justa protesta social”, tipificándolas (los gobiernos anteriores), como marchas subversivas y reprimiéndolas ya que “supuestamente”, pondrían en riesgo estabilidad del país.

Hoy que el gobierno que encabeza (les guste o no) Andrés Manuel López Obrador, está tratando de atacar las causas estructurales que generan la pobreza, la delincuencia y consecuentemente la corrupción y la impunidad; resulta que mucha gente prefiere el incremento de la fuerza pública, como continuar con las Fuerzas Armadas en el combate “callejero” a la delincuencia organizada o no.

En México tristemente, nos acostumbramos que la vía represiva es presentada como la única alternativa para combatir a la delincuencia y bajar la violencia en toda su extensión; pero en este país de largos años de leyes con estructura injusta y marginadora, la ineficacia y politización de la justicia, siempre han dejado un ancho margen de manipulación, para permitir que no se reflexione previamente en las repercusiones que puedan tener las acciones antes de cometerlas. Así que por la situación en la que estamos, y a la cual llegamos, sin ningún temor a equivocarme no hace un año; la visión del Estado actual sabe y lo sabe muy bien, que el remedio (que no es la represión) es para curar la enfermedad, no para prolongarla.

Concluyendo, la raíz de la violencia está totalmente sembrada en la injusticia social, en el eterno abandono de la educación, en la inequitativa distribución de la riqueza, en la falta de respeto a los derechos humanos, en la carga tributaria tan desigual, en la corrupción, en la impunidad, en el desequilibrio político que ha imperado centenas de años en nuestro país; y en el cual hoy en día, un porcentaje de personas inconformes con el contrapeso de la austeridad en la balanza acostumbrada de sus beneficios y prebendas, suelen convertirse en dañinos convocadores y aplaudidores de marchas incluso justificando la subversión en ellas.

El peligro de estas acciones provocadas, es que, en la lucha legítima de la ciudadanía contra la delincuencia, en la cual unos ciudadanos hartos, pero rebasados por la desesperación y la incitación, quieran ejercer el control total sobre los ciudadanos espectadores, y se convierta en un despliegue sin espíritu humano, fortaleciendo tremendamente el daño colateral de la violencia. ¡Vale la pena reflexionarlo!

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