miércoles, 6 de mayo de 2020

PENSAR DIFERENTE







PENSAR DIFERENTE


Luz María Sánchez Rovirosa


“Todos nos hemos considerado mejores que los demás, y lo que es aún peor, hemos excluido de nuestros grupos a todos aquellos que no pensaban igual”. Anónimo.


En estos momentos cuando se viven diferentes cuarentenas o aislamientos y diferentes formas de vivirlo; muchas personas se sienten abrumadas y hastiadas por la cantidad de “información” sobre el Coronavirus, y tengan razón o no, hoy por hoy es imposible dejar de lado el tema de la Pandemia que nos azota, ya que está fuertemente encadenado a supervivencia de la especie humana en el mundo en todos los sentidos, léase: económico, político, social y ecológico.

El que tiene muy poco o no tiene nada, no encuentra escapatoria ante la asechanza del virus agravando su situación con lo que “se supone” que sigue. Así mismo el que tiene mucho o vive en la abundancia, también es un ser humano que, ante lo inminente, sabe y sabe muy bien, que en algún momento el dinero no va a servir, para salvar una vida atrapada en esta condición. Y los de en medio (la mayoría) merecen atención en un artículo especial.

Voy a referirme brevemente a un desagradable y penoso episodio que en días pasados sucedió en el Hospital de las Américas, ubicado en Ecatepec, Estado de México; el cual familiares de los enfermos allanaron por la fuerza, y entre gritos, llantos y empujones, fueron encontrando en su camino, una serie de terribles anomalías en el protocolo del Covid-19; principalmente el trato sin respeto, precaución y cuidado de los cadáveres, que inundaban apilados (en bolsas negras) pasillos y espacios abiertos del nosocomio.

Menciono este asunto, que me va a llevar al punto de inflexión de este artículo, y es que después de lo sucedido, y cuando la situación es aprovechada por los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, le dan la voz (justamente) a los familiares (casi siempre) que lideran este tipo de manifestaciones, y es cuando cualquier persona que presuma de tener sentido común, puede sufrir de un ataque cardiaco al escuchar los disparates (malintencionados o no), pero al fin disparates, que salen de la boca de estas personas cautivas de una histeria compulsiva.

La ignorancia básicamente, es la falta de conocimientos en uno o muchos temas. Es la falta de instrucción o preparación de estudios y enseñanzas escolares desde lo más elemental. Pero existe la ignorancia voluntaria, que es la ignorancia del que sabe y que puede ser un vínculo peligroso de la información veraz y oportuna para las sociedades de todo el mundo.

Se atiende y se entiende que, en medio de la desobediencia e insensatez ante las disposiciones generales establecidas por nuestro bien, existan “leyendas urbanas” tan increíbles como obscenas, que no pocas personas defienden como una “falsa” verdad.

Pero que la información y las noticias tantas y tantas veces no tengan medios que las sustenten, no debe ser permitido. Muy lamentable que, en tan dolorosa situación, la intolerancia al que piensa diferente, haya prevalecido más que la opinión inteligente, incluyendo a personas importantes y serias. ¡Vale la pena reflexionarlo!

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