jueves, 29 de octubre de 2015

EL PASTEL







EL PASTEL
Luz María Sánchez Rovirosa

“La promesa de seguridad segura, seguramente será inseguridad asegurada”.

El pasado martes 27 del presente, tomó protesta como Gobernador Constitucional del Estado de Guerrero, el Licenciado Héctor Antonio Astudillo Flores, en una -refinada y ordenada ceremonia-, donde estuvo presente un despliegue de “personalidades” del medio político de los tres niveles de gobierno: Federal, Estatal y Municipal.

No me voy a detener allí, en ese momento imposible congelar; en el cual todo era luz y armonía, y donde los aplausos (excepto al gobernador (¿?) saliente Rogelio Ortega) retumbaban a cada instante, interrumpiendo, el flamante discurso del hoy reluciente gobernador de Guerrero.

En la a figura, la presencia y la sencilla y humilde personalidad de Héctor Astudillo Flores, sin lugar a dudas se manifiesta la clara intención de cambiar el grave estado en el que se encuentran las cosas en Guerrero; pero para poder lograrlo, tiene que conformar (ya lo hizo), un equipo con el que tendrá que trabajar a la par, honestamente y sin descanso para lograrlo.

Hasta aquí todo es “miel sobre hojuelas”, pero a la vista de los preocupados, esperanzados y eufóricos ciudadanos, los que tenemos buena memoria, sí tenemos justificación para estar asustados y tener –nuestras dudas- en las promesas hechas, sobre todo, poniendo toda nuestra atención en una palabra (que por cierto no escuché) en su oratoria, llamada “corrupción”.

No voy a generalizar, porque sería innoble y muy injusto. Dentro del gabinete estatal, están inmersos mujeres y hombres probos; pero también se ungieron bajo presión o negociación, a “personajes” muy cuestionados sobre honestidad, que ejercieron en otras administraciones dejando muy mal sabor de boca.

Las administraciones se pueden sencillamente comparar con la preparación de un pastel. El pueblo guerrerense tenemos muchos años de probar pasteles, que en su presentación lucen hermosos y tremendamente atractivos, pero que al degustarlos (aun cuando siempre nos tocan las migajas), nos empachan y nos producen un serio daño estomacal. Muchos y muy variados son los ingredientes que pueden mezclarse en la elaboración de un pastel para darle mejor consistencia y sabor, entonces, no se entiende por qué son tan ¿necios? de ponerle siempre los mismos.

En este caso, empezamos un “nuevo” gobierno, y nos ponen delante un hermoso pastel, bellísimamente decorado, el cual con sinceridad se nos antoja, pero al ver la receta y darnos cuenta que está hecho con muchos de los “mismos ingredientes”, tal vez sí o tal vez no, se nos apetezca probarlo.
Esto es por el lado (muy de lado) de los ciudadanos, pero dándole una repasada al tiempo, a la historia y al pastel, vemos dentro de este gobierno, a dos gobiernos anteriores y un comodín, repartirse las tajadas más grandes del pastel.

Y así ya muy bien acomodados bajo -sus designados- avistamos a: René Juárez Cisneros, Zeferino Torreblanca Galindo y al comodín (con mucho poder) Manuel Añorve Baños. Pero curiosamente muchos de los priístas expresarán su posición más “rimbombantemente”: “Son parte de las estructuras del partido”. Pero en el humilde criterio de su servidora, toda esta parafernalia política, va re encaminada al 2018.

Ahora bien, uno de los temas relevantes y de los que hizo hincapié Héctor Astudillo Flores en su toma de protesta y durante su campaña, es la inseguridad, un tema que muy frecuentemente está presente en la pláticas de todos y cada uno de los mexicanos, en este caso de los guerrerenses, quienes somos el producto de nuestro tiempo, de la decisión de tratar de vivir nuestro tiempo a tiempo, porque somos carne viva de las contradicciones de nuestro tiempo. A nuestro tiempo, que le permitimos convertirse en dramática historia, al no luchar contra lo que nos impone el tiempo de los demás.


No quiero felicitar al Gobernador Héctor Astudillo Flores, porque no se sacó la lotería; solo quiero decirle, que aun cuando suene chocante, no seré comparsa, ni nota eufórica, de un tema que por demás él sabe y muy bien, que es muy delicado. Tiempo al tiempo. ¡Vale la pena reflexionarlo!





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