miércoles, 2 de agosto de 2017

"A FUEGO LENTO"





“A FUEGO LENTO”

Luz María Sánchez Rovirosa


“La justicia no consiste en dar a todos por igual, sino a cada uno lo que se merece”. Anónimo.

Que la humanidad ha vivido en guerra es una conjetura cierta. Pero que la humanidad se debata en esta constante, buscando la armonía social y la convivencia, el “orden y la paz”, no puede seguir siendo, desde el punto de vista moral, ético, político, económico y social, una justificación para alcanzar estos fines.

Las consecuencias de la guerra para la vida humana, para el desarrollo sostenible de los pueblos, los atropellos contra la naturaleza, la desolación, el hambre, las enfermedades, la muerte, las epidemias, el impacto psicológico, las  incapacidades y el odio, superan en mucho cualquier justificación que se quiera dar para tranquilizar las conciencias de quienes toman estas decisiones y arrastran a las sociedades en una cadena sin fin de desesperanza; donde derechos humanos, son fácilmente pisoteados.

¿Pero por qué me asomo hoy a las guerras; hablando no solamente de las que se consuman con armas de fuego? Porque como pueblo no hemos podido despegarnos del muro de las lamentaciones que nos impiden empezar a construir y a reconstruir algo mucho mejor, para el futuro de los que vienen detrás.
  
Ante este breve prólogo bélico, aterrizamos en el estado de Guerrero y en el puerto de Acapulco (viendo a éste desde la importancia de ser el más “fuerte” recolector de recursos decentes (para toda la entidad). Estos lugares devastados por la violencia y el crimen que tiene a la sociedad inmersa y completamente desprotegida, en una herrumbrada espiral de violencia y en una cruenta guerra que parece no tener fin; que a las luces se mira auspiciada por los gobiernos (de ayer y hoy), que no han tenido sentido común, y que parecen estar incrustados en ese espantoso quehacer, sin poder o querer despegarse.

Entonces surge la pregunta obligada: ¿Es o no guerra la indecencia ver hasta el cansancio las fotos explícitas en los diarios, de las matazones y los descuartizados? ¿Es o no guerra lo inmoral que es que nuestros hijos y nietos vean como parte del paisaje natural de Guerrero y de Acapulco los anuncios espectaculares con fotos y leyendas explícitas y obscenas de los “servicios sexuales”, más los rótulos en los “traseros” de los camiones? Así mismo ¿Será o no será guerra lo indecoroso ver los pintarrajeados diabólicos que orgullosos ostentan los camiones urbanos? ¿Y será o no será guerra visual y moral ver por todos lados, a los políticos que nos roban por “los siglos de los siglos”, haciéndonos creer que han hecho cosas por el bien común? ¿Es o no guerra que te involucren con la “maña”, solo porque tuviste la mala fortuna y el terror de que se te atravesaran en tu camino? ¿Es o no guerra que salgan de sus casas tus seres queridos y amigos o tú mismo con el temor de que no regresen no regresar? ¿Es o no guerra, la espantosa carencia de supervivencia creciente, que apalea, empobrece y margina?

Caray, con todo respeto, “autoridades” que avalan toda esta fatídica guerra contaminada, nociva y pervertida que nos consume dolorosamente “a fuego lento”; que para hacer bien su trabajo, tendrán que leer algo sobre axiología, que cambie la esencia de su ser. Pobre Acapulco, pobre Guerrero.

Pasando a otro tema local, pero entreverado y bélico también, aun cuando merece un mención completa y aparte, me gustaría hacer un breve comentario sobre CAPAMA, Paramunicipal que se supone se debería encargar del servicio eficiente de la dotación de Agua Potable a los hogares del puerto de Acapulco; pero que desafortunadamente desde lejanos días, ha sido llamada “la caja chica” del Ayuntamiento (sin duda), y que hoy en el gobierno del excelso alcalde Evodio Velázquez Aguirre, se ha convertido en “la caja extra-grande”; transformando a la dependencia en un desgarriate.
Asomándonos a las recordadas e históricas fuentes de abastecimiento de uso colectivo (manantiales) como Palma Sola, La Aguada, Aguas Blancas, y el famosísimo Pozo de la Nación; pasando por la creación de La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA); hasta el 29 de abril de 1994, que con las reformas de la Ley, la institución se convierte en un Organismo Fiscal Autónomo; se transforma (ante nuestras narices) felizmente en el regocijo financiero de los gobiernos en turno (en este caso) de todititos sus familiares, amigos, compadres, etc., dejándola completamente seca y de lado para el servicio a la comunidad. Pero esta, es otra historia. ¡Vale la pena reflexionarlo!  




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