miércoles, 23 de octubre de 2019

MISTERIOSA CASUALIDAD









MISTERIOSA CASUALIDAD


Luz María Sánchez Rovirosa


“No hay decisión que se pueda tomar que no venga con algún tipo de equilibrio o sacrificio” Simon Sinek.



Hoy es prácticamente obligado por la gran importancia que tiene para México y los mexicanos, el grave problema que gira a nuestro alrededor, que no es en sí, la dramática y cuestionada captura y libertad (si así fue) de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del Chapo; sino los efectos colaterales en la “bombardeada” política, economía y por supuesto sociedad del país, de esta administración.

“Empezaremos por el principio”. Existe un documento que el gobierno de Enrique Peña Nieto a finales de 2018, entregó a la administración de Andrés Manuel López Obrador, el cual señala que, en la República Mexicana, operan 6 grandes carteles y más de 85 células delictivas en las 32 entidades que la conforman.

Dicho documento señala también, cómo tras la recaptura de Joaquín (Chapo) Guzmán Loera en enero del 2016, los organismos de inteligencia del gobierno peñista, detectaron una proliferación de las disputas y rivalidades entre dichas organizaciones criminales; por tal motivo, los índices violentos se dispararon, y tan solo en lo que va de este año 2019, éstas han provocado más de 27 mil homicidios dolosos.

Así que, entrando de lleno al tema y sin detenerme en “narraciones a la carta” (de esas que pululan al por mayor), lo que tenemos que empezar por comprender es la razón por la cual las fuerzas de seguridad del país (quién o quienes hayan sido), tomaron la decisión de llevar a cabo un riesgoso operativo para detener a uno de los hijos del “Chapo”; por lo que es importante señalar, que la estrategia para dicho fin, dio inicio hace ya varias semanas, cuando se detectó comunicación entre Ovidio Guzmán con su novia.

Mientras tanto, la Fiscalía General de la República, procesaba una orden de aprehensión contra Ovidio Guzmán según trascendió, derivada de una solicitud de extradición del gobierno de Estados Unidos. Así que el operativo para la captura de Ovidio Guzmán, “supuestamente” la llevó a cabo, para los fines de la petición de Estados Unidos, la Policía Ministerial.

Error de estrategia, participación de la DEA, traición de alto nivel, muchos yerros obviamente de López Obrador, etc. son las constantes en este asunto, que muchos antagónicos de la 4ª transformación le acomodaron el mote de fallida, sin tener elementos de balanza bajo un análisis realmente serio. Después de todo y de alguna manera, al recular, se sobreentiende que de haber cumplido a “pie juntillas” la detención del delincuente; en estos momentos estaríamos hablando de una tragedia con grandes daños colaterales sin precedentes.

Y entre las fuertes, intensas, incisivas e insistentes críticas hacia la “operación fallida”; hacia la (supuesta) “humillación” que sufrió López Obrador, casi nadie se detiene a reflexionar o siquiera tomar en cuenta, la extraña reunión que sostuvieron el gobierno priísta de Sinaloa comandado por el “ex empresario” Quirino Ordaz Coppel, con el director de la DEA; cuando este tipo de reuniones entre altos funcionarios estadounidenses en materia de drogas, y un gobernador, nunca se habían dado en México. Misteriosa casualidad.

Reitero que la participación de la sociedad por el bien común de México tiene y debe de ser más activa, más abierta, más juiciosa y menos manipulable, ya que las herramientas que se tienen como derechos propios, que son el voto con todo y su voz, pero también priorizando los deberes, deben de ser aprovechados por la sociedad, para ejercer todo ese poder privilegiado como ciudadanos. ¡Vale la pena reflexionarlo!

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