miércoles, 8 de agosto de 2012

¿"EN ALGUNOS MOMENTOS, NOS PUEDE IR PEOR"?



¿“EN ALGUNOS MOMENTOS, NOS PUEDE IR PEOR”?
Luz María Sánchez Rovirosa
“De ese modo no es cordura querer curar la pasión, cuando los remedios son, muerte, mudanza y locura”. Fragmento del  Ovillejo de Miguel de Cervantes Saavedra.
Definitivamente hoy nos quedaremos con uno de los muchos delicados asuntos locales. El sábado pasado se registró una balacera en plena Costera Miguel Alemán y a plena luz del día. Tres turistas heridos de bala (incluyendo una menor) ante los aterrorizados transeúntes la mayoría turistas también. El asesinato de varias personas en Llano Largo, entre ellas una mujer encinta. El asesinato de Rogelio Lozano Herrera, el secuestro de Nadín Torralba, el asesinato de un mesero en la playa frente a centenares de turistas, y así nos podríamos ir en esta “espiral de violencia” que parece no tener fin, y a la que parece habernos acostumbrado.
Y ante esta dramática situación, más que pasmada quedé con las declaraciones, primero del arzobispo de Acapulco Carlos Garfias Merlos, quien –aseguró que el programa Guerrero Seguro, sí es seguro-. Y segundo, con las manifestaciones del titular de la Secretaría de Fomento Turístico (Sefotur), Javier Aluni Montes, quien señaló “que hay criminalidad en todo el país, pero debemos mostrarle al mundo que Acapulco está bien”. No señor, Acapulco no está bien, no puede estar bien “ante el complicado panorama político, económico y social”, y no se puede tapar el sol con un dedo.
Referente a las palabras del arzobispo de Acapulco Carlos Garfias Merlos, quien defendió el operativo “Guerrero Seguro”, al decir que “está cumpliendo con su función y que los hechos de violencia no son contra la operación, sino que se debe contrarrestar esa inseguridad con otras acciones”; estoy de acuerdo con el arzobispo, porque considero que efectivamente existen otras muchas alternativas para el estado de Guerrero, pero desafortunadamente ha sido el gobierno (que tanto defiende), quien ha descuidado el fomento a la educación, al campo y al trabajo; obviamente ganando la delincuencia demasiado terreno en la sociedad. 
El prelado católico señaló que, “a las situaciones de violencia hay que darles el cauce adecuado  para que no se genere una espiral mayor; que se debe dar un seguimiento a cada hecho, para determinar la raíz del mismo, de no ser así podemos crear condiciones de confusión y en un momento dado empezar a acusarnos unos a otros en lugar de salir de la situación”.
Desafortunadamente el arzobispo utiliza un lenguaje subliminal en sus declaraciones, porque él bien sabe cuáles son las raíces de la violencia, pero por si no se acuerda y en su afán de ensalzar a las autoridades las omitió, aquí va un recordatorio.
La principal causa, es decir, la raíz de la violencia está totalmente fincada en la injusticia social, el abandono a la educación, la inequitativa distribución de la riqueza, la falta de los servicios básicos para vivir (y tristemente en muchos casos “sobrevivir”), el problema de la pobreza extrema, la falta de una reforma integral fiscal (que no permita la carga tributaria a los más desgastados), la permisividad de la sociedad, etcétera. Pero también adornan esas raíces de la violencia, la impunidad y la corrupción. Y tristemente en todo este desequilibrio político, social y económico, no quedan exentos de responsabilidad algunos miembros del clero, y él lo sabe. ¡Qué pena!
Sinceramente y con todo respeto, que el arzobispo Carlos Garfias Merlos, medite mejor lo que responde en sus entrevistas los domingos, porque deja mucho que desear con “sus mentiritas piadosas”. Y si no, que se dedique a lo que “mejor” sabe hacer: Celebrar La Eucaristía, atiborrar de más finos vinos su bien surtida cava y pasear en yates privados.
Ahora bien pasando a más de lo mismo, en conferencia de prensa en el hotel Elcano, y respecto a los hechos violentos sucedidos el pasado sábado en la Costera, el funcionario estatal Javier Aluni, los calificó como “hechos aislados” y cuestionó: “¿Acaso no se nota la operación Guerrero Seguro? En claro regocijo por los 10 puntos de diferencia de afluencia turística respecto a los anteriores 7 años.
Inmediatamente se lanzó a decir: “En algunos momentos me parece que queremos que le vaya mal a Acapulco”. “A mí, que soy el secretario de Fomento Turístico (¿?), me toca hablarles de la ocupación hotelera (¿?), y hoy los periódicos nos ponen como uno de los mejores destinos del país”.
A pregunta expresa de un reportero, sobre si a los turistas poblanos (su auto resultó dañado debido a las balas perdidas durante el enfrentamiento del pasado sábado), se les proporcionó algún tipo de asistencia por parte de la Secretaría de Fomento Turístico (Sefotur), Aluni respondió que no, “porque el turista afectado, no se acercó a la dependencia, esa es la dinámica” (¿?).
¡Por los viejos brujos del monte! Ahora resulta que los turistas tienen que ser expertos de los lineamientos de nuestras instituciones ¿Qué dinámica? Las autoridades tienen la obligación de apoyar a las personas que sufren un percance (de esta magnitud) dentro de este territorio. El señor Aluni es el secretario (como orondamente se nombra) de Fomento Turístico. ¿Sabrá lo que significa la palabra Fomento?
Del latín “fomentum”, el fomento es una protección, auxilio, amparo o impulso que se le brinda a algo o alguien. Por ejemplo: El fomento de la actividad turística resulta vital para la economía de nuestro estado y de Acapulco en especial, no sólo informándonos sobre la ocupación hotelera, o atrayendo un mayor número de visitantes; sino proporcionándoles una hospitalidad de calidad, contemplada en una ciudad con incentivos, amable, limpia, es decir, sin basura, pero sobre todo, una ciudad segura. Habría que recordarle y muy bien, que el operativo Guerrero Seguro no se dedica a traer gente, sino a cuidarla, para que “hechos aislados” tan lamentables, justamente no sucedan.
Y respecto a sus pensamientos pesimistas y pérfidos, pues que los vaya desechando de su mente, porque por supuesto que ningún acapulqueño, ni los que vivimos en Acapulco (cuerdos), deseamos semejante situación. Si a Acapulco le va mal, nos va mal a todos (menos a los funcionarios públicos de cierto nivel).  Se incrementan los pagos a los escasos y malos servicios (agua, luz, limpia), baja la plusvalía de las propiedades (casi imposibles de rentar o vender), bajan los sueldos, bajan o no hay ingresos, los negocios quiebran y la violencia se incrementa en detrimento de la sociedad. El “secre” de turismo, sólo tiene que echar una miradita por los locales de la Costera (a ver si se le espantan las telarañas). La pregunta me atormenta ¿De dónde saca “en algunos momentos” el señor Aluni que queremos que le vaya mal a Acapulco? Como el monje loco: “nadie sabe, nadie supo”. El caso es que los millonarios adeudos de este bellísimo pero atribulado puerto, no son “en algunos momentos”. ¡Vale la pena reflexionarlo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario