miércoles, 1 de agosto de 2012

LA CENSURA



LA CENSURA
Luz María Sánchez Rovirosa
 “Le temo más a un periódico que a cien fusiles”. Napoleón.
La mayor parte del tiempo durante el siglo XX, nuestro país fue gobernado por el sistema del presidencialismo priísta. El poder del presidente era incuestionable y tanto el poder Legislativo como el Judicial estaban completamente subordinados a él.
Durante ese tiempo México vivió y aceptó gustoso el paternalismo que ponía de manifiesto la falta de participación ciudadana. No existía ninguna ley (transparencia) que regulara el desorden que existía en el manejo de las finanzas públicas, que desencadenó crisis económicas recurrentes que provocaron la fuerte inflación que hizo pedazos el poder adquisitivo de los mexicanos, aumentando la terrible desigualdad social. Incrementándose también de manera aterradora la corrupción, ante la total complacencia de los mexicanos.
De repente en la vida de México se abrió una perspectiva. Se inició un proceso democrático y por primera vez en siete décadas, llega al poder un presidente de otro partido. Vicente Fox PAN, ganó las elecciones gracias a la responsable participación (por única vez) ciudadana en las urnas y su triunfo (que se suponía el triunfo de todos), fue reconocido inmediatamente y sin problema alguno por el Instituto Federal Electoral (IFE), organismo que sin duda garantizó el respeto al sufragio, es decir, a la decisión de los mexicanos, que poco tiempo después (demasiado rápido) sufrimos la más triste decepción, con sus nefastas consecuencias que hemos padecido y al parecer seguiremos padeciendo.
Aun así, que diferencia tan grande la de la “fiesta nacional” de ayer y hoy, por el “supuesto” triunfo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y su candidato, que ha generado una extraña, intrínseca e irracional euforia provocada por la forma de obtenerlo. Siendo muy probable (casi sin duda) que Enrique Peña Nieto llegue a Los Pinos, pero también casi sin duda arrastrando una seria cantidad de efectos negativos para el PRI y para la sociedad en su conjunto.
Me preocupa constatar que el tricolor regresa además de, con sus excesos, con lo que tal vez deberíamos de llamar ese “neoliberalismo ideológico” que empieza desgraciadamente con la censura, que al parecer ya está imponiendo la línea de los “ideales” que habrán de guiar la política de información nacional para el próximo sexenio.
Este es un tema muy delicado que además de que me aterra, me llama fuertemente la atención, porque aun cuando ni siquiera se ha validado la elección, ya se hayan manifestado por esta situación, dos importantes pérdidas de voz de los medios de comunicación, quienes se perfilaron por exhibir las características, los errores y las anomalías del PRI.

Primero Pedro Ferriz de Con (curiosamente en retrospectiva); y hoy tristemente nos enteramos como John M. Ackerman manifiesta en su blog que: “Después de la puntual transmisión de 61 comentarios semanales sin interrupción, de manera sorpresiva el lunes 9 de julio mi colaboración, que ese día versaría sobre la posible nulidad de la elección presidencial, no fue transmitida. La misma situación se repitió los lunes 16, 23 y 30 de julio”.

El politólogo y jurista Doctor John M. Ackerman dirigió una carta a Joaquín Vargas, presidente de MVS Comunicaciones y demás “personalidades”, para informarles su renuncia a la mesa de comentaristas. El motivo de ésta, es que no quiere ser cómplice del silencio ni de la manipulación mediática promovida por el equipo de Enrique Peña Nieto.

Para finalizar Ackerman sorprendido externa: “¿Por qué inmediatamente después de la celebración de la elección presidencial, MVS sorpresivamente decide suspender las colaboraciones de alguien como un servidor, cuya especialidad es precisamente el derecho electoral y quien recientemente publicó un extenso estudio sobre los criterios de nulidad de elección del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación?”.

De verdad me apena, porque se siente, se palpa, vivir este futuro a corto, mediano y largo plazo en México, que será para los mexicanos de buen corazón remar contra la corriente, de igual forma como hoy nadan contra la corriente, los que quieren limpiar la elección.

Tristemente el problema de esta situación, no son los partidos, ni los candidatos, sino los ciudadanos que una vez más en una interminable cadena de esclavitud permitimos complacientes que se adueñen abrumadoramente de nuestras vidas y de nuestras conciencias. En los próximos 6 años que ya se vislumbran, es obvio que ya no tendremos libertad de expresión, regresando a los tiempos del México negro de la censura.

Y ahora volando (no tan alto, porque nos duele más la caída), de lo nacional a lo local, siempre se topa uno con cada cosa. Imagínense, el egregio gobernador Ángel Aguirre Rivero, dijo durante la “reactivación” del Parque Industrial el Ocotito, (perdón pero ¿alguna vez estuvo activo ese lugar?) que se construirá un parque temático como Disneylandia en la zona Diamante de Acapulco, así como un Hospital Turístico (¿?), porque señaló, que ya tiene el acercamiento con empresarios que tienen interés en invertir.
¡Por los viejos brujos del monte! ¿Sabrá el señor gobernador lo que ofrece? Se va, se va, se va, lejos de Guerrero, lejos de Acapulco. ¿Qué no leerá los periódicos todas las mañanas, donde nos informan de los 10 o 20 descuartizados regados por todos lados? ¿No verá aunque sea en foto las toneladas de basura que se acumulan y contaminan todo nuestro entorno? ¿No se da cuenta de todo lo que carece Acapulco? ¿Un parque de diversiones como Disneylandia, cuando hay tantos niños que se mueren de hambre?
¿Por qué nos quiere ver la cara de tontos con cosas que sabemos absurdas, con cosas que tienen un segundo lugar ante tanta necesidad primordial que hay en el estado y en el puerto? ¿Por qué si se le llena la boca diciendo necedades, se queda callado ante el espantoso caso (secuestro, muerte o que se yo qué adjetivo calificativo podría darse) del Lamborghini chamuscado? ¡Vale la pena reflexionarlo!

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