lunes, 8 de octubre de 2012

"YA VEREMOS, DIJO UN CIEGO"



“YA VEREMOS, DIJO UN CIEGO”

Luz María Sánchez Rovirosa

“La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano” San Agustín.


Hace un par de días, en su toma de protesta ante aproximadamente 3 mil 500 personas en el Salón Teotihuacán del Centro Internacional Acapulco, Luis Walton nos refregó cada vez que pudo (cosa que todos sabemos), que recibe un Ayuntamiento -sin liquidez para cumplir-, es decir, un Acapulco de 10 sin el uno. Que recibe una alcaldía “severamente endeudada y con una grave crisis financiera y laudos laborales por 170 millones de pesos”.

Cuando Luis Walton decidió contender una vez más por la presidencia municipal de Acapulco, él sabía perfectamente bien la clase de toro que tenía enfrente, y aun así quiso entrarle a la corrida.

Posteriormente y al llevarse a cabo la Primera Sesión Extraordinaria de Cabildo 2012-2015, el “inmaculado” presidente municipal, procedió a tomar protesta a los primeros secretarios que formarán el equipo que lo acompañará durante su trienio, y a quienes exhortó a “trabajar por Acapulco, cumplir con su compromiso ante la comunidad  y ser transparentes en el manejo de los recursos públicos”. Estas palabras “cacofónicas”, me suenan conocidas.

De la misma manera, en su primer mensaje al cabildo porteño, Walton Aburto convocó a sus colaboradores a unir esfuerzos sin distingo de color partidista para trabajar en pro del desarrollo de Acapulco, con el fin de que el reclamo popular de servicios públicos sea satisfecho a plenitud “pues no podemos dejar las cosas a medias y vamos a trabajar de tiempo completo. Y sentenció: “Podré equivocarme en nombrar a mis colaboradores, pero no dudaré en destituirlos si fallan”.

Hoy inicia una nueva “era” para un -Acapulco lacerado-, del cual Manuel Añorve Baños sin ningún disimulo se llevó casi todo, dejando tan solo una seria crisis financiera, una espantosa inseguridad y un deterioro lastimoso de la ciudad. Así que tendrán que pasar Walton y muchos otros alcaldes honestos para que le devuelvan su dignidad al puerto.

Y miren que estoy hablando de un Walton honesto, porque simple y sencillamente quiero beneficiarme de “la duda”, esa “duda” que emerge de la inseguridad de saber que personas de poca calidad moral se instalan nuevamente en una comuna que quedará a merced de ellos que bien conocen el “tejemaneje” de todos los “asuntos”, que ya en otra (o en otras) ocasiones han pasado por sus manos. Y como dice el refrán: “Ya veremos, dijo un ciego”.

“La duda” al cerciorarme que sí le tiembla la mano (aunque él diga que no), al deslindar a la alcaldesa interina Verónica Escobar de la hecatombe de un gobierno del cual ella fue partícipe y cómplice, y en sus propias palabras la exoneración: “Quiero decirle a la ciudadana presidenta municipal, que estoy consciente del desastre financiero que hay en el Ayuntamiento, pero estoy consciente también que no es responsabilidad suya, sino de  los que la antecedieron”. Con todo respeto eso no se llama caballerosidad (ni la señora se la merece), sino temor y muy grave de Luis Walton, de decir la verdad frente a tantas personas. “Ya veremos, dijo un ciego”.

Me asalta “la duda” de que la llegada de Luis Walton traiga una nueva esperanza, una nueva oportunidad de cambio y por ende de progreso. La pregunta se me atora en la garganta porque quiero, quiero ser optimista, pero francamente no puedo: ¿Cómo pretendemos un cambio, si para renovar se necesita precisamente un cambio? Y con todo respeto en este gobierno que empieza, somos testigos que la basura se recicla, es decir, vemos exactamente los mismos “enceres de limpieza” (¿?), ya re-usados para trabajar bien. (Con sus escasas excepciones). “Ya veremos, dijo un ciego”.

Luis Walton recibe un Ayuntamiento hecho un desastre que promete recuperar con la “ayuda de todos”. Y me pregunto ¿Cuál será la ayuda de todos, si cuando se trata de acercarse a los funcionarios, con ideas alternas a sus proyectos que los puedan reforzar, las puertas siempre están cerradas? ¿Nos las abrirá “a todos” el nuevo alcalde? “Ya veremos, dijo un ciego”.  

Y al amanecer de un nuevo día del Ayuntamiento nuevo, y a un paso del mismo en el centro de la ciudad, flagrantes y feroces asesinos sin pena alguna, dieron muerte a una trabajadora del Ayuntamiento de la Dirección de Catastro, dejando gravemente herido al conductor del taxi en el que viajaban. Ni siquiera se nos podría ocurrir que pudiera ser un toque de puerta a esta nueva administración. Lo que sí, no es sólo necesario, sino imperante, que la coordinación de la Secretaría de Seguridad Pública con su “flamante” ratificado José Manuel Rodríguez Morales y Guerrero Seguro, sea realmente efectiva y combata -de verdad- este clima de inseguridad y de pánico de salir a las calles de los ciudadanos. -Sí no vamos a perder la esperanza, si “todos” vamos a recuperar el Acapulco que algún día fue-, con todo respeto presidente Walton, esta situación no puede seguir. “Ya veremos, dijo un ciego”.

Y bueno para terminar (por hoy), quiero decir que me re-encantó el “discurso del rey”, es decir la arenga de Ángel Aguirre, siempre a la vanguardia verbal. Así que el gobernador le atizó un repertorio al nuevo alcalde, que él no canta. -Entre muchas floridas palabras-, le aconsejó: “Gobernar significa conciliar, armonizar, escuchar con paciencia, con tolerancia, y nunca caer en la tentación de guiarse por la peor consejera de la actividad política que es la soberbia”. ¡Ah Caray! ¿Soberbio Luis Walton? ¿Soberbio el gobernador? “El comal le dijo a la olla” “Ya veremos, dijo un ciego”.

P.D. Y parafraseando a Luis Walton manifestaré: Podré equivocarme hoy al juzgar al recién estrenado presidente municipal y a su gabinete, pero no dudaré al escribir las disculpas si me fallan los pronósticos”. “Ya veremos, dijo un ciego”. ¡Vale la pena reflexionarlo!

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