jueves, 27 de septiembre de 2012

REFORMA LABORAL: LA ESTOCADA




REFORMA LABORAL:
 LA ESTOCADA

Luz María Sánchez Rovirosa


Hoy daremos inicio con un tema que por ser de vital importancia para México, es obligado: La “Reforma Laboral”. Me llama la atención para empezar, que el presidente Felipe Calderón haya mandado esta iniciativa un paso antes de salir de los Pinos, amén de pactar su aprobación con quienes antaño fueron los inquisidores de todas sus propuestas, reformas, iniciativas, y demás hierbas, que se quedaron intactas en la congeladora. Hoy la pregunta queda suspendida dentro del horror de un final de sexenio trágico ¿Por qué en su patética frustración, Calderón le metió la estocada a México?

Ahora, después de decidido “el pase directo” (aprobación) de la Reforma Laboral para el “bienestar” de la decrepita estructura sindical, empresarios (capital), por supuesto funcionarios públicos y presidente electo, y en detrimento de los trabajadores ¿podremos esperan de este nuevo gobierno, una mejor intención?
¿Pero por qué se considera a los sindicatos como la joya de la corona, hasta el punto de no tocarlos ni con el pétalo de una rosa?

Los sindicatos son asociaciones de trabajadores, que se instituyeron para defender y promover los intereses económicos, sociales, etcétera de sus miembros. Efectivamente los sindicatos son asociaciones indispensables para los derechos del gremio de los trabajadores, pero desafortunadamente en México, desde el siglo pasado, han pasado a ser agrupaciones serviles de sus dirigencias, que usan a los trabajadores en beneficio propio; en trampolín de los líderes para sus aspiraciones políticas y para hacer “manita de puerco” a cualquier gobierno en turno, vía intereses comunes y canonjías (entre ellos), más el espectro del voto corporativo.

Los sindicatos son vistos curiosamente, como un grave daño para el país, y no falta razón; ya que en múltiples ocasiones es -el mismo exceso de los derechos y conquistas laborales de sus agremiados-, que ha invertido los papeles; y sin guardar el debido equilibrio entre los patrones y trabajadores, son hoy en día sin duda, un obstáculo que impide la solución de graves problemas que aquejan a las instituciones y empresas del país. Simplemente reflexionemos sobre los cacicazgos de PEMEX o del SENTE o privadamente TELMEX, por mencionar algunos.

Corrupción (falta de transparencia con los recursos humanos y financieros que manejan), control gremial, clientelismo partidista, corporativismo, “perpetuidad”, uso patrimonial de los recursos y de las cuotas sindicales en beneficio personal de los “capos” de los sindicatos, son algunas de las canonjías, que han hecho de los sindicatos un terror para México.

Todo esto sintetizado, sin que los legisladores quieran tocar en la reforma laboral en este rubro, estos “derechos sindicales”, nos llevan a pensar “ipso-facto”, que el gobierno que ya prontito se instala, será la mismísima anti democracia, al permitir (y ahora con más razón) flagrantemente erigirse a estos líderes, sumiendo a México (más de lo que está, ya que los beneficios de capital productivo, serán como siempre para unos pocos), en la putrefacción del manejo político muy al estilo del PRI. 

Qué pena que Peña Nieto, no supere el reto de modificar la Reforma Laboral “maximizando” la importancia del origen que les dio vida, que es el de procurar obtener sus propósitos para el bien común de sus trabajadores, y por ende de la sociedad completa, y haciendo el ajuste necesario a las limitaciones que impone hoy la grave situación económica, política y social, que enfrenta el país.

De esta manera la Reforma Laboral (si se aprueba como está previsto), dejará de lado la transformación del país, sin posibilidad de que los cambios estructurales sean una realidad, en la búsqueda de intereses positivos, y no en el uso de las personas aniquilando sus voluntades, es decir, una refinada esclavitud laboral, en una barbarie represiva asegurada por la aplanadora priísta. Así las cosas, el panorama es desolador.

Pasando a otro tema, aquí en el puerto de Acapulco, dice el refrán “que no hay tiempo que no se cumpla, ni (en este caso), pueblo que lo aguante”. Por fin vence el plazo del “Acapulco de 10”, y a partir de la semana que empieza (el domingo), como dijo Luis Walton “mando yo” (sic).

Se inicia un gobierno municipal (otro más), que se antoja sumamente difícil, dada a las deplorables circunstancias políticas, económicas y sociales en que se encuentra. Lo que hereda Walton es amargo, y tiene enfrente un reto nada fácil de superar. En fin, eso todos lo sabemos, lo que ignoramos (y lo que preocupa), es cómo lo va a lograr.

Bueno pues como dijera José Luis Ávila (que por cierto no sabe contar), sin ser “agorera del desastre” y de verdad queriéndome favorecer de la duda, no le veo muchas posibilidades de éxito (por lo menos a corto plazo), con semejante “gabinete” a su lado.

Sé que Walton tiene que defender (lo indefendible), porque no le queda de otra (ya escogió y sus “razones” tendrá). Pero me gustaría preguntar: ¿Qué no existen no sólo hombres “capaces”, sino honrados que no sean ni sus familiares, amigos, ni los mismos de siempre, que brincan para allá, que brincan para acá, sin oficio ni más beneficio que el propio? Dice el refrán que: Gallina que come huevo, ni aunque le quemen el pico”. Es decir, lo que le hicieron al otro (gobernante en turno), te lo harán a ti. El tiempo lo dirá, y para muestra, sobran botones recientes.

El caso que es que leí los prospectos de su “equipazo”, y con todo respeto ¡Qué horror! Dice la canción de Alfonso Esparza Oteo, con inolvidables interpretaciones de Jorge Negrete y Cuco Sánchez: “Qué la chancla que yo tiro, no la vuelvo a levantar”. En este caso la modificación a la letra sería: “Que la chancla que el otro tira, por algo será”.

Para terminar, y hablando de “chanclas”, ojalá que a su nueva inquilina en la Dirección de Previsión Social de Sedesol, no le vayan a esconder la “chancla” otra vez, con eso que le gusta quitárselas durante las reuniones. ¡Auxilio! Capacidad y “honradez”, la dupla necesaria para sacar adelante al puerto. Que no se le olvide Walton ¡Vale la pena reflexionarlo!

P.D. Para gobernar bien, “siempre de los siempres”, hay que estar informado. Qué pena que la esposa del gobernador no lea las noticias.

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