EL
RUGIDO DEL JAGUAR Y EL INTERNET
Luz María Sánchez
Rovirosa
“El ingenio es un don celestial bien inútil: lo que hace falta es razón,
buen sentido, cordura y juicio”. Chesterfield.
La iniciativa que promueve
el senador Armando Ríos Piter (PRD) “Internet Libre para Todos”, es la primera
de este período legislativo, que se pretende como ciudadana; para ello se
necesitan recaudar 150 mil firmas, lo cual “a ojo de buen cubero” resulta por
demás sencillo. El fin en sí de la susodicha, es el de elevar a “rango
constitucional” el derecho al libre acceso a internet y la ley que hará
operante dicho derecho.
Parte de texto señala: “Que
el internet sea un derecho no solo enunciativo, sino que su ejercicio esté
garantizado con infraestructura pública y haciendo un uso del espectro que, sin
afectar intereses comerciales, materialice este derecho sobre todo a las
personas de menos recursos, los estudiantes y las comunidades más aisladas”
Es notorio de esta
iniciativa la parte de un interés político “presuntamente” para el desarrollo
social, que tiene contemplados a los “pobres también”, mediante la provisión de
sofisticadas tecnologías de información y comunicación. Por supuesto tal como
se pretende, requiere de políticas y marcos regulatorios muy especiales para
generar un entorno conveniente al desarrollo de una infraestructura adecuada,
sobre todo en zonas de difícil acceso, que son muchas.
La iniciativa como tal me
parece congruente con la necesidad de proporcionar a la población opciones y
herramientas de desarrollo y superación, y ciertamente la propuesta tiene
inmersos un sinfín de beneficios para la misma; sí es que no se pierden en el
camino (recordar los proyectos fracasados de tele secundaria y educación a
distancia), la llevan a cabo con la cautela y cordura, pero sobre todo le dan
el oportuno seguimiento.
Tres problemas,
dificultades, inconvenientes, etc. observo desde mi humilde opinión que me
impiden estar de acuerdo con la iniciativa en su totalidad.
Comenzaré por el menos grave
(sin dejar de serlo), que es el anuncio o presentación de la iniciativa de
forma global, lo cual (como está), me parece una utopía; ya que prácticamente
es imposible vaciar sobre el país una dosis tan alta de tecnología,
considerando que para su operación son necesarios 30 mil millones de pesos
(costo de la misma), que según arguyen, es menos que lo que costaría colocar
una estela de luz en cada capital estatal. Un “detalle” tan vanal para merodear
su financiamiento empieza por resultar chocante, aunque se comprenda que estos
implementos son de altos costos.
Segundo punto, los proyectos
tan ambiciosos como este, son prácticamente imposible llevarlos a cabo en su
totalidad (me imagino que no lo pretenden), ya que necesariamente se tienen que
plantear las estrategias de las etapas desde el inicio, y el tiempo de las
mismas, así como su evolución, que no se encuentran implícitos en la
descripción del proyecto.
El tercer punto y el
problema más grave que veo en esta iniciativa, es que usen la palabra “todos”,
para usar a todos. Todos son todos sin excepción.
La pobreza y más la extrema
(marginación), es un fenómeno individual y colectivo caracterizado por no poder
satisfacer las necesidades humanas fundamentales de supervivencia como son:
alimentación, salud, techo digno, educación,
trabajo, identidad (acta de nacimiento), recreación, autoestima, libertad,
participación social y confianza en el futuro. Si falta alguna de ellas,
imposible dar un paso más antes de compensarlas.
En México (razón, creo de La
Cruzada por el Hambre), los cuadros de desnutrición, especialmente la infantil,
son dramáticos con la indeseable muerte prematura. Las adicciones, los abusos,
la violencia intrafamiliar, la prostitución, la incursión en células del crimen
organizado por falta de oportunidades, van en constante aumento. ¿Cómo se puede
dar cabida a una iniciativa como esta, en una población demasiado extensa de
carencias y volatilidad? Cuando prioritariamente se tienen que enfocar los
esfuerzos a erradicar la injusticia y la desigualdad social, y entonces, solo
entonces, -puedan disfrutar- del espectro de comunicación para conectarse con
el mundo.
Los logros macro económicos
que “sostienen” a México, definitivamente no se ven reflejados en la vida
cotidiana de la mayoría de las personas, y las situaciones de precariedad
extrema, tal parece que no importan. Hay personas que no tienen un documento
que avale su existencia, y por lo tanto ni siquiera son sujetos de inserción a
los programas de desarrollo social, para los cuales se necesita una identificación.
En conclusión el internet y/o la estela de luz, no van a mitigar ni su hambre,
ni su salud, ni van a magnificar su integridad y su dignidad.
Desde mi humilde punto de
vista, la ambición de esta iniciativa distorsiona la manera de ver y afrontar la
vida, y genera una percepción errónea sobre lo que uno es y lo que son los
demás, en parte por la limitación de la misma condición humana, en la que
siempre está inmerso el problema ético.
Adelante senador Ríos Piter
con la iniciativa, dejando de pensar en ella como la panacea de los pobres.
Pero me parece también que trae consigo instrumentos indispensables de
progreso, pero también sin dejar de considerar que estas herramientas son
inherentes a la educación, que por supuesto ya es un derecho constitucional,
así como nuestras Garantías Individuales. ¡Vale la pena reflexionarlo!
lmsarovi@hotmail.com
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