viernes, 22 de febrero de 2013

LA LEY DEL TALIÓN


 
LA LEY DEL TALIÓN

Luz María Sánchez Rovirosa

“Bienaventurado el que, dejando aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas” San Juan de la Cruz

 

En un tiempo ya lejano, cuando las comunidades no tenían visión de lo que podía ser lo que hoy conocemos como Estado, y no existían los Tribunales de Justicia para solucionar los conflictos de cualquier índole, incluyendo los que tuvieran de por medio la vida, los miembros de dichas comunidades, tenían plenas facultades para tomar la justicia por sus manos, y aplicaban sin ningún temor la Ley del Talión, “Ojo por ojo y diente por diente”.

Al paso del tiempo, se afianzó el Estado, y cambió el arcaico sistema de justicia personal, que sin ningún tipo de restricciones aplicaba “su ley”, con lo que frecuentemente se incurría en excesos y abusos, al extender el deseo de justicia (venganza), hacia personas ajenas a los hechos, pero que por lazos familiares o de amistad estaban involucrados; así que, en –aquellas justicias-, era muy común que pagaran justos por pecadores.

El Estado empezó a intervenir, para corregir estos abusos y para imponer de manera regulada las formas de actuar y las penas, prohibiendo drásticamente y sancionando severamente a quienes continuaban con la “tradición” de hacer justicia por su propia mano.

Ahora los países modernos tienen toda una estructura de Tribunales y Ministerios Públicos, para que las desavenencias o pleitos se resuelvan mediante un procedimiento justo (juicios), en los que muchas veces son auxiliados por la fuerza pública (policía).

¿Pero qué ha sucedido, para que de una forma tan abrupta estemos regresando al pasado? Cuando los ciudadanos pierden la confianza (como en el caso de Guerrero), en el modelo de justicia existente o en la forma de aplicarlo, es simple y sencillamente porque el sistema no garantiza ni la paz, ni la tranquilidad, ni el bienestar de los ciudadanos (obligación sin excusa de todo gobierno), y empieza a rondar la peligrosa idea que la única manera de restituir el derecho que se ha lesionado es –haciendo justicia por su propia mano-, y ahora estamos siendo testigos cómo esta práctica, ha retomado una extraña fuerza en varios estados del país, pero especialmente en Guerrero. 

A casi ya dos meses de la manifestación del primer grupo de autodefensa en Ayutla de los Libres, Gro., se han propagado (como virus) en muchos municipios más y por lo menos en 4 estados del país, en los cuales algunos pobladores decidieron tomar la justicia por mutuo propio, azotados por una ola de violencia e inseguridad ya insoportable de vivir y de permitir, ante la pasividad de las autoridades para tomar cartas en el asunto.

¿Qué reclaman los miembros de esas comunidades que se manifestaron como verdugos? ¿Por qué se les critica tanto? ¿Por qué no entender que amén de la forma ya de por sí difícil de sus vidas con tantas carencias y rezago, estaban enfrentando una injusta violencia que ponía en peligro su integridad, su dignidad y sus vidas y de sus familias de por sí pisoteadas, ante la complacencia de las autoridades?

Tomando en cuenta que no estamos despegados del resto del país (aunque el estado sea libre y soberano), que somos parte de un todo, y que supuestamente estamos bajo la transformación y el desarrollo, que nos coloca ante el umbral de una nueva época de la historia según el Pacto por México, un nuevo modelo incluyente lleno de anhelos, de emancipación, de liberación de la servidumbre, de integración colectiva, de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas ¿Cómo es posible que no sea prioridad la dignidad de las personas?

Justo ayer 20 de febrero, se celebró el Día Mundial de la Justicia Social, promovido por la ONU, obviamente con el objetivo de promover la igualdad entre todas las personas para evitar cualquier tipo de discriminación o violencia que lacere su integridad como ser humano.

A través de estos sucesos, podemos deducir que un gobernante que no le prodiga a su pueblo todo tipo de satisfactores para vivir mejor, definitivamente no está cumpliendo a cabalidad con su misión, y no tiene claro el significado de Justicia Social.

Llegando a este punto, después de un escueto recorrido por la -“justicia” del estado de Guerrero-, me da mucha pena ser testigo de la retahíla de palabras que han intercambiado el gobernador Ángel Aguirre Rivero y el Coordinador de los Diputados Manlio Fabio Beltrones, respecto a este tema.

Aquí la verdad no es cuestión de tomar partido, sino conciencia; ni tampoco tiene caso subirse a un ring para que las personas entrometidas se -medio maten- para ver quien tiene la razón. Sinceramente no es nada agradable ver que dos “personalidades” de la política actual, se arrojen suciedad como si fueran arrabaleras. En alguno de los dos debería haber cabido la prudencia para que esto no sucediera.

A cada uno le corresponde cumplir con su papel, y cada uno sabrá en su conciencia si lo ha hecho a carta cabal. Lo que sí es un hecho, es que Ángel Aguirre como gobernador, tiene que dejar a un lado ese modo –tan peculiar- de gobernar, cobijando siempre sus errores con cortinas de humo, en el eterno “aquí no pasa nada”, cuando sabemos que sí pasa, y siempre buscando en quien apoyarse para su defensa y para los aplausos.

Los grupos armados de autodefensa, (aquí y en China) sí son un peligro para el estado y para el país, permitiendo una retrospectiva y un contagio letal que se sale de contexto del buen gobierno; amén que es un problema que no se debe tratar con tanta ligereza como lo ha venido haciendo el gobernador Aguirre Rivero. ¡Vale la pena reflexionarlo!

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