EL SEMÁFORO EN AMARILLO
Luz María
Sánchez Rovirosa
La
corrupción es un mal inherente a todo gobierno que no está controlado por la
opinión pública. Ludwig Von Mises
Con la trillada frase
“No habrá cacería de brujas, solo transparencia” Luis Walton Aburto, presidente
municipal electo del municipio de Acapulco, formalizó el comité de
entrega-recepción del H. Ayuntamiento; acto en el que estuvieron presentes,
además de Walton, la alcaldesa interina Verónica Escobar y como “aval” el
contralor general del Estado Julio César Hernández Martínez.
El pasado miércoles 05
del presente, a las 7 de la noche, comenzó la ceremonia en un ambiente tenso y
hostil, por parte de los funcionarios de la actual administración. En la Sala
de Cabildo, se llevó a cabo el procedimiento de la firma del acta
respectivamente. En el caso de Verónica Escobar la entrega y Luis Walton que
recibe, y quien entrará en funciones el próximo uno de octubre.
No tengo la menor duda,
de que el Lic. Luis Walton, tiene la mejor intención de rescatar y hacer algo
bueno por este desvencijado municipio. El grave problema (el propio comité), es
la clase de gente de la que se está rodeando, y así no habrá posibilidad de
consolidar dicha buena intención. “Porque gallina que come huevo, ni aunque le
quemen el pico”.
Independientemente de
la cantidad de compromisos (a título personal) que adquirió en la campaña, por
supuesto que hoy ya se lo están cobrando a la más “elemental” costumbre
política, y entonces, escuchamos los nombres de los ungidos y se nos -enchina
la carne de horror-. Casi todo Acapulco tiene fe y necesidad de Luis Walton y
sus bondades. Pero casi todos los acapulqueños y los que vivimos en Acapulco
tenemos miedo de los satélites que giran alrededor de él.
Si le preguntamos a
cualquier guerrerense –“común y corriente”- que opina de Zeferino Torreblanca,
estoy segura que la gran mayoría tendrá una imagen, una idea negativa o muy
negativa de él; la razón de esta reacción salta a la vista, al recordar en
Zeferino, un gobierno ladrón, rapaz, grosero y completamente destructivo.
La pregunta entonces
explota: ¿Cómo es posible que Luis Walton tenga en su “comisión” de
entrega-recepción, a quien fue incondicional de Zeferino desde la presidencia municipal,
y de quien recibió todo lo que hoy económico,
pública y “políticamente” es?
Por supuesto que me
estoy refiriendo a Carlos Álvarez Reyes, quien fungió como secretario de
Administración y Finanzas del municipio, cuando Zeferino fue presidente
municipal, es decir, “meneaba el pandero de los dineros”. Posteriormente fue
titular (por lo menos dos años) de la secretaría de Finanzas y Administración
del estado de Guerrero, con Zeferino a la cabeza.
Más adelante, después
de la trágica muerte de Jorge Bajos Valverde, Álvarez Reyes lo sustituyó y
presidió la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública del Estado de Guerrero en
el Congreso Local; es decir, pasaba por sus manos todo documento e información
posible sobre los destinos del dinero de Guerrero.
Como es de todos
sabido, hoy se encuentran “sancionados” varios funcionarios de toda “estirpe” de
aquella administración por graves y cuantiosos desvíos financieros. ¡Por el
amor de san Crispín!, Carlos Álvarez, tendría (si no fuera así, que incapaz) de
haber sabido los movimientos de todo ese dinero.
Carlos Álvarez sabía las
“macabras” transacciones del titular de todas las adquisiciones, licitaciones,
etc. del municipio (mina de oro que controlaba José Antonio Bajos). También
conocía perfectamente “las suculentas maniobras” de José Luis Gonzáles de la
Vega en la SEG, junto con Enrique Pasta, y también sabía desde el principio
(municipio), la magia que Julio González de la Vega (hermano de José Luis)
hacía con el dinero del Registro Público de la Propiedad, y aun así, permitió por
omisión o por lo que sea, que lo rescatara Arturo Latabán hoy titular de la
AGE, donde Julio de la Vega, está bien resguardado.
Pero curiosamente y en
un momento de la patología del cambio político, hoy Carlos Álvarez Reyes, le
festeja al contralor Julio César Hernández Martínez, que esté actuando contra
los funcionarios corruptos que hicieron mal uso de sus cargos dentro de la
administración, de quien él cariñosamente llamaba “Z”, pero de la cual él también
formó parte. “El comal le dijo a la olla”.
Uno de los desvíos más
“notorios” para los ojos atentos, fue nada más y nada menos que el capital
millonario que se “escapó” del municipio, para utilizarse en la campaña de
Zeferino para gobernador. La pregunta rezumba y suena: Carlos Álvarez Reyes era
secretario de Finanzas ¿Cómo es posible que hoy tan quitado de la pena, esté
revisando las fatídicas cuentas que está dejando esta administración? Nunca se
puede ser juez y parte.
Cierto, muy cierto que
Carlos Álvarez Reyes (¿visión política y económica?) “abandonó” a Zeferino, “a la hora de la hora”; uniéndose
a Morena y luego pegándose con Walton en Movimiento Ciudadano, donde estaba
seguro que al primer salto iba a cachar un hueso por lo que se veía venir, es
decir, Antonio Sáyago Ríos, designado secretario de Administración y Finanzas
del municipio (primer nombre mencionado del gabinete). ¿El poder tras la silla?
Ver para creer.
Hasta aquí lo nefasto,
pero hay buenas ideas (que quizá ya las contemplen), para ayudar al H.
Ayuntamiento que pronto inicia. Por ejemplo: las personas que puedan adelantar
su impuesto predial durante el mes de octubre, para recaudar fondos y apoyar la
seguridad del aguinaldo de los trabajadores.
Re catastrar los
predios e inmuebles de las colonias exclusivas como el Fraccionamiento Las
Brisas, la Zona Diamante (hoteles y condominios), así como los hoteles que se
encuentran en la zona dorada de Acapulco, eso sí, a un valor comercial, ya que
la plusvalía baja pero injustamente los impuestos no. Mandar una iniciativa al
Congreso para que revise la tasa del impuesto predial, ya que por ser tan alta
fomenta la evasión. Formar la Contraloría Social con mujeres y hombres honestos;
pero sobre todo no quitar del renglón el dedo de bajar el salario de los
regidores. Eso sí siempre y cuando ponga al frente de Catastro una mujer o un
hombre probos, que no vuelvan a saquear las arcas como lo hizo su titular
actual.
¿Podrá Luis Walton
detenerse ante el parpadeo del semáforo en amarillo y no pasarse el alto por el
bien común de Acapulco por el que tanto luchó. ¡Vale la pena reflexionarlo!
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