jueves, 13 de septiembre de 2012

EL SEMÁFORO EN AMARILLO




EL SEMÁFORO EN AMARILLO
Luz María Sánchez Rovirosa
La corrupción es un mal inherente a todo gobierno que no está controlado por la opinión pública. Ludwig Von Mises


Con la trillada frase “No habrá cacería de brujas, solo transparencia” Luis Walton Aburto, presidente municipal electo del municipio de Acapulco, formalizó el comité de entrega-recepción del H. Ayuntamiento; acto en el que estuvieron presentes, además de Walton, la alcaldesa interina Verónica Escobar y como “aval” el contralor general del Estado Julio César Hernández Martínez.

El pasado miércoles 05 del presente, a las 7 de la noche, comenzó la ceremonia en un ambiente tenso y hostil, por parte de los funcionarios de la actual administración. En la Sala de Cabildo, se llevó a cabo el procedimiento de la firma del acta respectivamente. En el caso de Verónica Escobar la entrega y Luis Walton que recibe, y quien entrará en funciones el próximo uno de octubre.

No tengo la menor duda, de que el Lic. Luis Walton, tiene la mejor intención de rescatar y hacer algo bueno por este desvencijado municipio. El grave problema (el propio comité), es la clase de gente de la que se está rodeando, y así no habrá posibilidad de consolidar dicha buena intención. “Porque gallina que come huevo, ni aunque le quemen el pico”.

Independientemente de la cantidad de compromisos (a título personal) que adquirió en la campaña, por supuesto que hoy ya se lo están cobrando a la más “elemental” costumbre política, y entonces, escuchamos los nombres de los ungidos y se nos -enchina la carne de horror-. Casi todo Acapulco tiene fe y necesidad de Luis Walton y sus bondades. Pero casi todos los acapulqueños y los que vivimos en Acapulco tenemos miedo de los satélites que giran alrededor de él.

Si le preguntamos a cualquier guerrerense –“común y corriente”- que opina de Zeferino Torreblanca, estoy segura que la gran mayoría tendrá una imagen, una idea negativa o muy negativa de él; la razón de esta reacción salta a la vista, al recordar en Zeferino, un gobierno ladrón, rapaz, grosero y completamente destructivo.

La pregunta entonces explota: ¿Cómo es posible que Luis Walton tenga en su “comisión” de entrega-recepción, a quien fue incondicional de Zeferino desde la presidencia municipal, y de quien recibió todo lo que hoy  económico, pública y “políticamente” es?

Por supuesto que me estoy refiriendo a Carlos Álvarez Reyes, quien fungió como secretario de Administración y Finanzas del municipio, cuando Zeferino fue presidente municipal, es decir, “meneaba el pandero de los dineros”. Posteriormente fue titular (por lo menos dos años) de la secretaría de Finanzas y Administración del estado de Guerrero, con Zeferino a la cabeza.

Más adelante, después de la trágica muerte de Jorge Bajos Valverde, Álvarez Reyes lo sustituyó y presidió la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública del Estado de Guerrero en el Congreso Local; es decir, pasaba por sus manos todo documento e información posible sobre los destinos del dinero de Guerrero.

Como es de todos sabido, hoy se encuentran “sancionados” varios funcionarios de toda “estirpe” de aquella administración por graves y cuantiosos desvíos financieros. ¡Por el amor de san Crispín!, Carlos Álvarez, tendría (si no fuera así, que incapaz) de haber sabido los movimientos de todo ese dinero.

Carlos Álvarez sabía las “macabras” transacciones del titular de todas las adquisiciones, licitaciones, etc. del municipio (mina de oro que controlaba José Antonio Bajos). También conocía perfectamente “las suculentas maniobras” de José Luis Gonzáles de la Vega en la SEG, junto con Enrique Pasta, y también sabía desde el principio (municipio), la magia que Julio González de la Vega (hermano de José Luis) hacía con el dinero del Registro Público de la Propiedad, y aun así, permitió por omisión o por lo que sea, que lo rescatara Arturo Latabán hoy titular de la AGE, donde Julio de la Vega, está bien resguardado.

Pero curiosamente y en un momento de la patología del cambio político, hoy Carlos Álvarez Reyes, le festeja al contralor Julio César Hernández Martínez, que esté actuando contra los funcionarios corruptos que hicieron mal uso de sus cargos dentro de la administración, de quien él cariñosamente llamaba “Z”, pero de la cual él también formó parte. “El comal le dijo a la olla”.
 
Uno de los desvíos más “notorios” para los ojos atentos, fue nada más y nada menos que el capital millonario que se “escapó” del municipio, para utilizarse en la campaña de Zeferino para gobernador. La pregunta rezumba y suena: Carlos Álvarez Reyes era secretario de Finanzas ¿Cómo es posible que hoy tan quitado de la pena, esté revisando las fatídicas cuentas que está dejando esta administración? Nunca se puede ser juez y parte.

Cierto, muy cierto que Carlos Álvarez Reyes (¿visión política y económica?) “abandonó”  a Zeferino, “a la hora de la hora”; uniéndose a Morena y luego pegándose con Walton en Movimiento Ciudadano, donde estaba seguro que al primer salto iba a cachar un hueso por lo que se veía venir, es decir, Antonio Sáyago Ríos, designado secretario de Administración y Finanzas del municipio (primer nombre mencionado del gabinete). ¿El poder tras la silla? Ver para creer.

Hasta aquí lo nefasto, pero hay buenas ideas (que quizá ya las contemplen), para ayudar al H. Ayuntamiento que pronto inicia. Por ejemplo: las personas que puedan adelantar su impuesto predial durante el mes de octubre, para recaudar fondos y apoyar la seguridad del aguinaldo de los trabajadores.

Re catastrar los predios e inmuebles de las colonias exclusivas como el Fraccionamiento Las Brisas, la Zona Diamante (hoteles y condominios), así como los hoteles que se encuentran en la zona dorada de Acapulco, eso sí, a un valor comercial, ya que la plusvalía baja pero injustamente los impuestos no. Mandar una iniciativa al Congreso para que revise la tasa del impuesto predial, ya que por ser tan alta fomenta la evasión. Formar la Contraloría Social con mujeres y hombres honestos; pero sobre todo no quitar del renglón el dedo de bajar el salario de los regidores. Eso sí siempre y cuando ponga al frente de Catastro una mujer o un hombre probos, que no vuelvan a saquear las arcas como lo hizo su titular actual.

¿Podrá Luis Walton detenerse ante el parpadeo del semáforo en amarillo y no pasarse el alto por el bien común de Acapulco por el que tanto luchó. ¡Vale la pena reflexionarlo!

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